miércoles, 22 de abril de 2015

¿Qué es el TDAH y cómo ayudar a un niño con TDAH?

¿Qué es el TDAH?.

El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) es un trastorno en el que intervienen tanto factores genéticos como ambientales. El TDAH es un trastorno de conducta que aparece en la infancia, y que se suele empezar a diagnosticar en torno a los 7 años de edad aunque en algunos casos este diagnostico se puede realizar de una manera más precoz.
Se manifiesta como un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un periodo de tiempo continuado. Además de esto hay niños en los que se observan a su vez problemas de autoestima debidos a los síntomas propios del TDAH y que los padres no suelen asociar a dicho trastorno. A su vez, el TDAH se puede asociar con frecuencia a otros problemas, y  sus consecuencias se aprecian en distintos ambientes de la vida del niño, no sólo el escolar, sino que también afecta en gran medida a las relaciones interpersonales tanto con la familia, como con otros niños y con sus educadores, siendo estas interrelaciones clave en el desarrollo del niño.

Cómo ayudar al niño/a con TDAH a actuar de forma reflexiva.


La mejor manera de ayudar al niño es siendo un buen modelo. Tenemos que intentar ser menos impulsivos. Una forma de conseguirlo es respetar los turnos cuando mantengamos conversaciones con otras personas. Debemos enseñarles a gestionar los problemas. Esto se puede conseguir verbalizando las soluciones, señalando sus pros y contras.
Si lo que nos proponemos es enseñar al niño con TDAH a ser más reflexivo y, por lo tanto, menos impulsivo, los primeros que debemos de actuar de esta manera somos los padres, docentes y profesionales que trabajemos con el niño. La mejor manera de ayudar al niño es siendo un buen modelo, actuando de la manera en que queremos que actúe el niño.

Fomentar el autocontrol.

Cuando hablamos de autocontrol, nos referimos a la capacidad que tienen las personas de gestionar, de una manera voluntaria y consciente sus actos, producciones verbales o su comportamiento en general.
Hay que ayudarle a controlar e inhibir la conducta, a controlarse. Para ello se le enseñará a pensar antes de actuar, que se tome su tiempo antes de responder, etc. Con esto, a lo que nos estamos refiriendo es, evidentemente, a instruirlo en el uso de las autoinstrucciones.
Además, generaremos estrategias de entrenamiento para ayudarle a entretenerse mientras demora la respuesta.
Por ejemplo: Con los niños pequeños podemos llevar siempre en el bolso una libretita.
Entonces, cuando ellos se aburran podrán pintar en ella. A los más mayores podemos enseñarles, por ejemplo, que mientras espera una cola, vaya planificando lo que tienen que hacer luego.
Estas estrategias dependen, evidentemente, de cada niño y de cada situación. Debemos buscar, o mejor, promover que ellos busquen estrategias que les sirvan para controlar la conducta y la impulsividad.
La impulsividad es una de las causas del comportamiento inadecuado, la precipitación en las respuestas hacen que no entren en marcha los mecanismos de reflexión que seleccionarían una respuesta más adecuada, que probablemente sería más racional y menos emocional que la que tiene los niños con TDAH en la mayoría de las ocasiones.
Por ello, las autoinstrucciones les van a proporcionar, de manera paulatina, una serie de pasos que deberán seguir, hasta el momento en que los interioricen e incorporen a sus rutinas, para que sus actuaciones sean más reflexivas y menos impulsivas poco a poco.
Cuando lo que queremos no es modificar una conducta, sino cambiarla por completo o hacer que desaparezca, lo mejor es la ignoración. Muchos de los comportamientos disruptivos que tienen los niños, tienen un propósito, generalmente la búsqueda de una respuesta por parte de los mayores, los compañeros de clase, los amigos, etc. Si el niño no obtiene esa respuesta que busca, que para él es como una recompensa, poco a poco irá eliminando la conducta puesto que no le reporta ningún beneficio, hasta el momento en que se elimine por completo.

Apoyo de los recursos sociales.


Entre ellos y de manera especial está la escuela, el centro docente en el que están nuestros hijos. Es importantísimo que familia y escuela compartamos información en relación con:
  1. El punto en que se encuentran nuestros hijos: conductas, necesidades, potencialidades y recursos personales.
  2. Su proceso y evolución, sus progresos, retrocesos o estancamientos.
  3. Estrategias, actividades y formas de ayudar a nuestros hijos para superar este trastorno; estrategias que podemos compartir unos con otros para reforzar esa mejoría.
Contar también con el asesoramiento de especialistas en TDAH nos vendrá muy bien (los hay también en los colegios y podemos recurrir a ellos para orientarnos en nuestro trabajo educativo con nuestros hijos).


PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

Bibliografía:
  • Martínez Martín, Mº.A. y col. Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria. Editorial Altaria (2013).
  • Bonet. T, Soriano. Y, Solano. C. Aprendiendo con los niños hiperactivo. Thomson (2007).
Enlaces-web:
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
  • ¿Qué dudas teníamos antes y que hemos aclarado gracias a este artículo y a los enlaces-web o bibliografía que hemos presentado?.
  • ¿Qué otras cuestiones nos quedan sin aclarar o qué nuevas incógnitas, preguntas, se nos han generado tras la lectura de esta entrada?.
  • Si somos padres con hijos con TDAH ¿qué diríamos desde la propia experiencia?, ¿qué nos ha ido bien hasta la fecha en nuestra relación con ellos?.
  • ¿Qué ayudas necesitamos y qué otras podemos ofrecer?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario