sábado, 24 de noviembre de 2012

Adviento, en clave educativa



Antes de nada, nos conviene saber "qué es el adviento, cuándo se celebra, finalidad de esta celebración, simbología y su significado".
El adviento (latín: adventus Redemptoris, «venida del Redentor») es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo.
Su duración es de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de reflexión, de renovación y reconciliación.
Marca el inicio del año litúrgico en casi todas las confesiones cristianas. Durante este periodo los feligreses se preparan para celebrar la conmemoración del nacimiento de Jesucristo y para renovar la esperanza en la segunda Venida de Cristo Jesús, al final de los tiempos, o Parusía.
Simbología:
Durante el adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares una corona en algunos casos de ramas de pino, en otras de lianas de hiedra,… llamada corona de adviento, con cuatro velas, una por cada domingo de adviento.
  • Hay una pequeña tradición de adviento que concede a cada una de esas cuatro velas una virtud que hay que mejorar en esa semana, ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe. 
  • Los domingos de adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación.
  • La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote si así se desea y llevarla de nuevo al hogar para ubicarla donde la familia crea más conveniente (suele ser en el recibidor).
Otros símbolos propios de este tiempo son: el color morado o violeta (significa “preparación espiritual, reflexión, penitencia, duelo”) y es el que viste el sacerdote durante todo el adviento, también en Cuaresma, celebraciones penitenciales y de difuntos; el verde como color de esperanza (el ramaje de la corona de adviento expresa ese sentido: la esperanza en la llegada del Mesías).
La fiesta religiosa más señalada en este tiempo es la "Inmaculada Concepción", el 8 de diciembre.
Cultura del hecho religioso.

Podemos acercarnos a esta celebración como a otras de significado religioso para los creyentes de muchas maneras. Cuando no se tiene fe o no se comparte la de quienes celebran fechas así podemos optar por:
  1. Vivir completamente de espaldas a estas manifestaciones religiosas, por supuesto, e ignorar su valor y sus implicaciones en nuestra propia cultura (infinidad de festividades, costumbres, obras de arte pictórico, escultórico, arquitectónico,  musical, etc... serían imposibles de entender sin conocer el hecho religioso).  La cuestión en esta opción es si "esa ignorancia por la que optáramos es algo que nos ayude a entendernos en el marco sociocultural  en el que nos encontramos o no".
    • Obviamente, con esta postura no se produce conocimiento alguno, ni nos beneficia esa ignorancia en la comprensión de la realidad y nuestro contexto.
  2. Observar estas manifestaciones como algo propio e identificativo de una determinada cultura religiosa y vivencia de todo su ritualismo como forma de expresar su religiosidad, sin necesidad de que ello nos lleve a implicarnos en su dinámica y, al mismo tiempo, siendo respetuosos con dichas manifestaciones.
    • Somos en esta postura simples "espectadores" pasivos pero al menos hay ya un mínimo acercamiento.
  3. Aún sin implicarnos en su desarrollo, sin embargo también podemos optar por "conocer con amplitud y profundidad el sentido que esas celebraciones tienen para los fieles de esa religión", con la intención de comprender y entender claramente todo su valor y riqueza no sólo religiosa sino también cultural y su trascendencia en lo social.
    • Con esta actitud no sólo captamos lo que "parece ser" sino también nos enriquecemos, ampliamos  conocimiento sobre el  hecho religiso y si profundizamos algo en ella logramos llegar a una clara comprensión del sentido de esta celebración.
La Iglesia Cristiana Católica no obliga a nadie a participar de estas celebraciones, ni siquiera a los propios fieles cristianos católicos. Sencillamente nos invita a acercarnos y participar en la medida que cada cual considere posible.
Educación en la fe.

Si además de optar por la 3ª opción queremos vivir y enseñar a vivir el adviento... entonces estamos en el camino de "educar en la fe", educar en la celebración de este tiempo.
¿Cómo vivir el sentido del adviento?.
  1. Partimos de la finalidad de este tiempo: "prepararnos", decimos, para el nacimiento de Jesús y "estar preparados" significa "disponer nuestro ser, nuestro ambiente más cercano y cotidiano a su venida".
  2. Esta preparación tiene su pedagogía, su proceso:
    • Empezamos por pararnos un poco, reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestras prácticas y actitudes.
    • Las comparamos con el mensaje que el Maestro de Nazaret nos enseñó con sus hechos, actitudes y palabras.
    • Detectamos nuestras incoherencias y desvíos y analizamos claramente sus causas.
    • Nos proponemos actitudes y compromisos concretos, revisables, que renueven completamente nuestra vida o pongan ese proceso de conversión y renovación en camino, más de acuerdo con Aquél que nos inspira con su ejemplo.
Es para este cometido que utilizamos los diferentes elementos simbólicos del adviento, especialmente la "corona de adviento" y las celebraciones litúrgicas correspondientes de este tiempo. La religiosidad no serviría para nada si no es en función de una vida creyente más auténtica.
Para ampliar:
¿Cómo vivir en familia el sentido religioso de la "corona de adviento"?.
Esta corona la podemos  confeccionar conforme nos sea posible; unos lo hacen con ramaje de pino, otros con lianas de hiedra,... no importa al caso. Lo importante es el  significado que queramos expresar con ella. Por supuesto no necesita ser comprada.
Para que cada cual elija o vea la forma de confeccionarla, así como el significado de todos sus elementos les invitamos a entrar en los siguientes enlaces-web:
En la lectura de estas webs habremos descubierto también maneras de servirnos de sus elementos y su simbología para vivir la espiritualidad de este tiempo, y si queremos vivir esto en familia es más que interesante e importante que hagamos partícipes a todos los miembros del hogar en todo el proceso: desde la localización de todos los elementos que elijamos para formar esta corona hasta la última celebración que realicemos en familia a su alrededor o junto a ella en el último domingo de adviento.
Conclusiones.
La renovación de nuestras vidas personales y la familiar es algo que nos conviene realizar a diario, sin esperar a tiempos especiales, pero también es cierto que "nos viene muy bien este tiempo" para:
  • Renovarnos personal y comunitariamente.
  • Practicar nuestra responsabilidad como "primeros y principales catequistas" de nuestros hijos.
  • Valorar y tomar conciencia de nuestra identidad cristiana.
  • Reavivar nuestra comunicación en familia, compartir juntos nuestras realidades y propuestas de vida cristiana.
  • Expresar nuestra interioridad.
  • En suma: buscar la plena adhesión a Jesús de Nazaret... y nada mejor para ello que leer y meditar la Palabra y tratar de vivirla, día a día.
CUESTIONES PARA EL DIÁLOGO Y ENRIQUECIMIENTO MUTUO:
  • ¿Cómo hemos vivido hasta la fecha este tiempo litúrgico?. ¿Nos parece importante darle el significado que tiene y vivirlo con autenticidad?.
  • ¿Viviríamos quizás de otra manera la Navidad si previamente interiorizamos este tiempo de preparación?.
  • ¿Qué importancia le damos a vivir este tiempo también en comunidad parroquial o de comunidad de base, aparte de vivirlo en familia?.
Te invitamos también a "compartir tu experiencia personal, familiar y comunitaria" en relación con el adviento:
  • Si en tu familia viven la tradición de la "corona de adviento", ¿cómo lo hacen?, ¿cómo concretamente?.
  • ¿Es importante educar en el conocimiento de la simbología religiosa?. Comparte tu experiencia.

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